miércoles, 10 de febrero de 2010

Ico Caballito

Esto me pasó hoy, trabajando en uno de mis clientes. Apenas llego a la mañana me comunican que hay que tratar por todos los medios de encontrar una documentación que pidió el Síndico de una verificación de un crédito. Parece importante, parece urgente, parece necesario que suspenda cualquier cosa y me ponga a trabajar en eso.

Cuando viene la Srta. €, dueña de la empresa, me dice que está realmente preocupada por este tema. Llamo al Sindico, le prometo que le confeccionamos unos listados y que buscamos una documentación respaldatoria que estaba necesitando
.
Se presenta el primer problema cuando trato de bajar los listados: están disponibles en una maquina vieja, desenchufada y librada a la buena de Dios semi-revoleada en un escritorio cercano. Bajo riesgo de quedar pegado porque la zapatilla, como toda zapatilla, tiene enchufada setecientas cosas en delicado equilibrio, desenchufo la PC nueva, enchufo la vieja junto con todo el cablerío correspondiente, le doy aceptar a los dieciocho programas y plug-in que el sistema te indica y finalmente accedo al añejo programa Tango donde tengo los datos del 2006.
Como era de esperar un amable cartel me indica que no se pudo acceder al archivo "nosecuanto.twg" o algo así. A esta altura se llame como se llame: estoy "in the oven/en el horno/au four".
Mientras estoy esperando al técnico auxiliador, se suscita la siguiente escena:
Entra la Srta. € a mi oficina a toda velocidad:

-"¡Por Dios! ¡Qué desgracia! "- se la veía un poco alterada, preocupada

- "Si!" - le contesto - "estaba haciendo lo de la verificacion y después de enchufar todo, el Tango se cuelga!"

- No!!!!!!!, No sabés lo que pasó...

- (...) 
silencio de radio de mi parte, "qué?, pasó algo más?"  pensé introspectivamente

- "La Señora, limpiando en la oficina de mi papá, se ve que tiró sin querer el caballo ÉSTE " (y me muestra un  caballo de madera en una mano y una pata de dicho equino en la otra)
"Un caballo que mi papá adora porque se lo regaló Mmmmmmmmm (con la velocidad que le imprime al relato no puedo distinguir quién se lo había obsequiado) y es todo tallado, una pieza ar-te-sa-nal".

Pequeño silencio como para tomar aire y envión y sigue...

- Seguramente mientras limpiaba lo tiró, y lo que más me molesta es que ni siquiera vienen y te avisan, lo dejan ahí y nadie se hace cargo .... Ahora... a mi papá, ¿qué le digo cuando vuelva de Mar del Plata? ¿Eh? ¿qué le digo?"

Quedé sin palabras.
Pero la respuesta podría haber sido: "Cuando vuelva de Mar del Plata, decile que te perdiste de verificar un crédito de casi treinta lucas porque estabas preocupada pegando la pata de la talla equina en madera con la Gotita, qué se yo!?"

3 comentarios:

Verito dijo...

Cómo jode eso de que cuando vos estás en un desquicio importante, otro venga con una soberana estupidez que demuestra que no tiene ni idea del quilombo en el que estás metido y, lo que es peor, QUE NO LE IMPORTA!

Poco tacto, mucha metida de pata de esta señora. Pata equina, por supuesto... =(

Anónimo dijo...

Yo pensaria que esa señorita se ahoga en un vaso de agua.... como vos decís, no conocerá las bondades de la gotita que sirve para todo!!!! y sin rastros...
tampoco sabe que las cosas, mientras se usen y estén a la mano, corren riesgos (al que nunca hace nada dificilmente le pase algun percance)...y que de ultimo puede ir con la verdad y decirle que se rompió.... pero que se puede arreglar..tampoco parece la muerte de nadie!

mientras, se pone el verdadero problema en otro lado?

un beso

Jerónimo dijo...

Las virtudes de su contador de confianza, que hace las veces de psicólogo y, eventualmente, de decorador.
P.D: Arre Tango, arre.

Pero mira lo que me diseñaron

Pero mira lo que me diseñaron
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