Sigue lloviendo, parece que fuera pleno invierno pero sin embargo estamos todavía en la última semana de Febrero.
Nublado y gris al mejor estilo londinense, calles inundadas que nos transportan a un paisaje digno de Venecia. Con los arreglos tan atinados en medio de las principales avenidas, los embotellamientos me hacen sentir más en Nueva York que acá en Buenos Aires.
Logro encontrar un taxi para poder llegar a pleno Centro con varios trámites por hacer. El Sr. Tachero está en llamas. Frena, acelera, frena, bocinazo entre frenada y acelerada ... todo esto condimentado con una rumia incesante de frases incomprensibles.
A los pocos metros, llega la frase reveladora. Me mira por el espejo retrovisor y con voz aguardentosa de haberse fumado a esa hora de la mañana por lo menos medio paquete de Particulares, escupe:
"Están todos otra vez en Buenos Aires, esto ya volvió a ser un infierno"
Nada mejor que su sabiduría popular para indicar el cambio de estación.
Me pasé un fin de semana armando carpetas con separadores de materias, poniendo etiquetas en los cuadernos, pegándole papelitos a los lapices y marcadores con el nombre de mis hijos, quienes se encargarán de perderlos en un tiempo cuasi equivalente al que me llevó rotularlos.
Mochilas, cuadernos con forro papel araña listos para usar, etiquetas, abundante voligoma, papel glacé y brillantinas... témperas, block canson blanco y de colores y el infaltable tándem regla-compás-escuadra-transportador, completan la extensa lista que envió el colegio en Diciembre, cuando uno pensaba que aún tenía todo el tiempo del mundo para comprar los útiles del próximo año escolar.
Parecía que faltaban por los menos tres cuarto de siglo... para qué apurarse?.
La Santrisima Trinidad, formada por los Bancos Nación-Provincia-Ciudad, vuelve a habitarse de colas kilométricas y cualquier trámite que en pleno Enero se hacía en un ratito, ahora ya duplica o triplica, en el mejor de los casos, su tiempo de espera.
La ciudad, ostentosamente más melancólica que en Diciembre, vuelve muy lentamente a su ritmo habitual. Aunque cada uno se resista a pensar que se terminó el verano, que se terminó el descanso, que se terminaron las vacaciones... el cambio se percibe en el aire y es innegable.
El contestador automático activamente comienza a recibir más llamados y la oficina, que estaba como con quince microsegundos diarios de capacidad ociosa, vuelve al vértigo de siempre.
Y la frase del taxista me sigue girando en la cabeza a toda velocidad. Estamos todos otra vez en Buenos Aires, pero depende de cada uno de nosotros que este infierno tan temido, tenga sus ratitos de cielo, o al menos, podemos intentarlo hasta el próximo verano....
(obrará el milagro de que alguien de la AFIP, Rentas, IGJ, Bancos y estos Organismos torturantes lea este post y se apiade de nosotros? No pierdo las esperanzas!)
6 comentarios:
Hoy casi me volví loca buscando un taxi -suplicando por uno, más bien- en la esquina de Santa Fe y Pueyrredón, que parecía una Hong Kong del subdesarrollo. Es así como usted dice: ya estamos todos, somos muchos y amontonados, diluvia como el último día y encima nos peleamos por los mismos taxis. Complicado fin de vacaciones, eh?
Tema útiles escolares: disculpá, soy nueva en esto, mi hija tiene 5 años y es la primera vez que tengo que rotular la friolera de 12 pinturitas, otros tantos crayones y otra docenita más de fibrones, y todo lo otro como tijeras, voligoma, sacapuntas... cómo hago esa manualidad más bien minúscula, Revoleando? Con papelitos chiquititos rodeados de cinta scotch? Es un laburo de presos!!!!
jajajaja ... excelente! ... Pensé que ya no existian mas ni los papelitos glacé ni la brillantina ... hice la primaria en los 80 ... Gracias por ponerle humor a estos días grises. Cristian-
Cristian: Existe todo, pero con mucha mas onda que en los mediados de los setenta, cuando hice la primaria.... la plasticola ahora viene "glitter" -con brillitos- hay voligoma y los sacapuntas no son un bodoque de metal como usabamos nosotros.... Todo ha cambiado!
Vero: hay que comprar unas planchitas de etiquetas que son diminutas y repetir Mile Cucurullo ad infinitum como en treinta de ellas.
Las pegas al lapiz, marcador, crayon, etc. y luego se refuerza con cinta adhesiva transparente. No se si la camara lo puede tomar? Queda un precioso util escolar con nombre para que igual sea perdido durante la primer semana de clases...!
En serio hay unas mini planchitas de etiquetas? Merda, cómo sabés de estas cosas, Revoleando! Me pongo en campaña para conseguirlas, total, mientras NO ENCUENTRO TAXIS me re-da el tiempo para entrar a las librerías y preguntar... :D
Ninguno de los nombrados tiene piedad, Marcelo, seamos realistas, y en pcia. con nuestra querida DPPJ, (que acá atiene de 8 a 10, pero llegan 8 y media y necesitan 15 minutos para tomar mate y cierran 10 menos cuarto, porque al nene le toca la vacuna)
Por lo pronto, pensando en el ritmo que vuelve a tomar Buenos Aires, me repito... que suerte que vivo en el campo! jajaja
No te hagas falsas ilusiones! ya estamos todos (solo falta que me vaya yo de vacaciones), el tiempo no ayuda, cuando no sea el calor va a ser el agua, la gente de la santisima trinidad y organismos varios van a pasar horas comentando sus vacaciones con el del escritorio de al lado, mientras se sirven café y eligen las mediaslunas y la cola crece y crece y crece.... hasta te pueden mirar torcido pensando a que viene tanto apuro tuyo.
Disfrutá esa etapa de los lápices con nombre...llega el dia que con suerte, llevan una birome en el bolsillo de la camisa (otra suerte será que no pierda tinta en ese lugar)...y pasados unos añitos mas, ya ni birome en el bolsillo ... misterios de la vida, como hacen en el colegio, no se sabe ni les importa. Los chicos crecen!
un beso
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