Cada vez que me paso horas buscando en la oficina un papel que juro y recontrajuro que tuve hasta hace escasos segundos frente a mis narices, me acuerdo de la Sra. M.M.
La Sra. M.M., ex-cliente, sostenía firmemente, cual científica del CONICET que hubiera llevado a cabo una sesuda investigación durante largos años, la teoría de "la maldad de los objetos inanimados".
Su teoría, con miles de aplicaciones concretas en el cotidiano, es recordada cada vez que en la oficina uno de los artefactos tecnológicos se vuelve en mi contra.
Recuerdo entonces a la Sra. M.M. y su rigor científico a la hora de afirmar que los objetos perciben el mejor/peor momento para actuar y lo hacen a propósito, ex-profeso, adrede o como le querramos dar en llamar. ¡Unos tremendos jodidos!
Debe ser por eso que en plena época de vencimientos, la computadora es invadida (o ahora me pregunto, no se autoinvadirá?) con un virus que cuesta horas, larguísimas horas desterrar.
Mismo criterio aplica la impresora que se suele quedar sin toner minutos después que cierran todas las librerias e hipermercados para comprar uno nuevo.
Toner de repuesto? Obvio! Descontemos que ese día en particular, tiene problemas de ADN familiar.
Es el momento exacto en que la impresora tira un cartel donde dice que no lo reconoce.
Pero ES original !!
Me salió como $ 400.- y a la impresora se le da unilateralmente por no reconocerlo ????
Ahora los cartuchos de tinta y de toner vienen con los papeles de Pedigree incluidos y no me había enterado?
La conjura de las dicroicas. Es ley: si hay alguna entrevista importante en la oficina a primera hora, pues entonces las muy dicroicas explotan en trío apenas llegás e inocentemente intentás prender las luces.
El combo suele venir con saltado de térmica incluido o bien con un ruido simil bombazo y consecuente mancha negra en el techo. Un primor.
Y como para que realmente la maldad de los inanimados se pueda preciar de tal, la conjura de dicroicas gana en impactos si es un lunes, como inicio de semana.
Alguien logró rescatar fácilmente el papel A4 tamaño vaquita de San Antonio (o mucho más chiquito aún) que se traba en la impresora haciendo saltar la banca? . Se traba todo el sistema, no se puede imprimir ni ahí, ni en red, ni nada y no hay ni clip, ni cuchillito, ni pincita, ni uña, ni dedo, ni nada (y cuando digo nada, es claramente nada) que logre hacer mover el minúsculo e imperceptible papelito del lugar al que está aferrado hace ya largo rato.
Y esos tacos de papel que vienen en varios colores: seguro que jurarías sobre los Santos Evangelios que era de un verde flúo que lastimaba la vista y que en cualquier otra ocasión lo hubieses detectado a 100 metros a la redonda. Pues en el instante menos pensado, quiso desplegar su maldad y esconderse entre otros cuantos papeles que suele haber en cualquier oficina.
Descontado: no hay Cristo que le haga entender que no es el momento preciso para jugar a las escondidas. Piedra libre para el papel amarillito que estábamos buscando hace dos días como si fuera el eslabón perdido!
Excéntrica Sra. M.M.: si en algún momento dudé del cientificismo de tu teoría, va este post lleno de mea culpa por haber tomado tu palabra en vano.
Y para uds. mis queridos objetos inanimados que me complican el día con una frecuencia asombrosa, desde aquí, junto con otros pares que se unen a esta plegaria, les decimos: no-les-tenemos-miedo !!!!!.
Bueno, un poquitito sí, pero tampoco se la crean, eh?!
2 comentarios:
seguro que no se le ocurrio a mi tia, me coinciden las iniciales pero un comentario tan simpatico no puede provenir de ese ser! jajaja
Nop! No es precisamente ella. La describiria completamente de otra manera...
Y si todavia no escribi sobre tamaño personaje literario es porque vos estabas en el medio, pero veo que te apasionaria algo del estilo. Me das permiso ??? eh ??
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