Bob, el constructor

Epoca de Ganancias y Bienes Personales. Por ende, visitan la oficina personajes entrañables que vemos una vez por año. Días pasados fue el turno de Bob, el constructor.

Planteo: Bob compra un terreno y construye que te construye desde el 2005 y logra cumplir el sueño del edificio propio.
Durante el 2008 y el 2009, Bob vende -con mucho esfuerzo y varias idas y vueltas-, la totalidad de las unidades.

Problema: impuestos a pagar ante la venta de la Bob's Tower.
Solución: La parte de su mujer fue sencillísima, él la resolvió dictaminando con seguridad (al mejor estilo Odol minuto en el aire):

" Vos metele el máximo de ahorro posible, siempre que no haya que pagar, eh! "

Ay, Bob, me mató tu creatividad y originalidad!: y como es la vez número 5000 que la pronuncian en esta misma semana, te comento que entraste en el libro Guiness de los récords y te ganaste un voucher para visitar la República de los Niños, en donde todos los castillitos y las casitas, trencitos, barquitos y  muñequitos son tan artificiales e ingenuos como tus planteos.

Mientras tanto,  dale que te dale con el Excel, yo sacaba cuentas como un Calculín enajenado. Nuestro amigo Bob, alivianó la tarea contándonos anécdotas de cuando tuvo que administrar el edificio hasta tanto se vendiesen las unidades. Con su ritmo característico de conversación, bien apegado a "los muchachos del tablón" style: directo, sin vueltas, con la sabiduría de la calle que le dicen.

"Tuve un comprador que me volvió loco, me volvió, qué chabón!...  yo no podía ni pasar a cinco cuadras a la redonda del edificio, no sabés!. El día que se me volaron los pájaros le dije al chabón éste: Tomá administrá vos y ahora entonces te quejás a vos mismo. Y Santo Remedio! se me acabaron los problemas"

El "teloadministrávos" viene acompañado por un típico gestito de metete todo esto hecho cucurucho en tus partes pudendas, obviamente, y luego completa:

"No sabés, 'taban todos piruchos, el portero me lavaba la vereda de noche. Si, vistes, todos lavan de dia... él lavaba de noche. Apenas pude le dí un boleo y  pusimos otro. Y Santo Remedio! En un dia se acabaron los problemas, en un dia, Santo Remedio!"

Bob, viendo que seguía sacando cuentas y agarrándome la cabeza, me pregunta: "Pasa algo?", con la voz quebrada temiendo lo peor -que diera mucho para pagar, obviamente-
.

"Estoy viendo cómo tomar el tema de las variaciones del dólar, y darle otro tratamiento impositivo a las diferencias de cambio...." le expliqué.

Acto seguido, se queda mudo, intenta prender un cigarrillo y la mirada penetrante de mi asistente (o-d-i-a que fumen en la oficina!) le dió vía directa al balcón de la oficina para fumarse su puchito. Minuto y medio más tarde vuelve a entrar y casi me asusta, exclamando:

"Che Marcelo, esto se puede o 'stamo impovisando?"

Levanté la vista y creo que de los ojos empezaron a salir como dos rayos catódicos llenos de fuego. ¡Hora y pico sacando cuentas y me dice que estoy improvisando?!

¿Qué quisiste decir Bob?, ¿inventando? ¿dibujando? ¿analizando? ¿buscando alternativas?

Bob, tengo muchos defectos, pero no me digas que soy un improvisado en la materia porque me vas a violentar y me transformo en el increíble Hulk contable-impositivo y no te va a salvar ni toda la Liga de la Justicia junta.

Y si no, Bob de mi alma, Dalai Lama de la construcción "sanamente y en familia", muy fiel a tu estilo, quedate tranquilo, no te "improviso" un catzo y entonces pagá el doble por las dudas, matá un par de Cocodrilos Dundee que tenés saliendo del bolsillo y... ¡Santo Remedio!

¡Cerramos los impuestos, cerramos, Santo Remedio!