De lo que voy a escribir no tiene nada que ver con la oficina, o muy pero muy tangencialmente… de todos modos acá va, amigos! Hoy tuve un encuentro cercano con este submundo, que merece reflexión.
El escenario: líneas 0800 – 0810, servicios al cliente, o "mesas de ayuda" -nombre irónico si los hay-. Y ahí comienza nuestra aventura: contactar a algún ser humano que nos escuche. Travesía que nos llevará por lo menos, recorrer cuatro o cinco menú de opciones dado que invariablemente la opción “Hablar con alguien que me escuche”, JAMAS es una de las primeras. Es ley.
Luego de jugar una batalla naval con el teclado del teléfono y arribar a la opción deseada, nos podemos encontrar o bien el consabido “Aguarde, su llamado es muy importante para nosotros... aguarde... aguarde, su llamado es muy importante para nosotros” a lo que uno no se explica cómo si el llamado es tan importante, siguen sin atendernos (!) o bien “Su llamado será atendido por nuestro próximo agente disponible”.
Ese mantra, repetido infinita cantidad de veces, mayormente mezclado con la versión cibernética de “Para Elisa” que aún sordo, le pondría los pelos de punta al mismísimo Beethoven, me hace pensar que o hay un solo agente atendiendo a todos los llamados de ese momento, o que el agente: está almorzando opíparamente, se tuvo que ir al baño, está jugando al truco con el compañero que tampoco atiende, está peleando por teléfono con sus hijos porque no quieren hacer la tarea o no fueron hacer lo mandados, infinitas posibilidades: menos atender(me), por supuesto.
Y al fin llega el contacto humano. Aleluya, se hace la luz!. De todos modos, previamente seremos sentenciados con otro mantra iluminador: “el llamado puede ser grabado o monitoreado para verificar la calidad del servicio”.
El llamado difícilmente sea grabado –la cinta, Gonzalito!-, y si lo es, será seguramente usado como prueba en nuestra contra, de la demanda que nos va a hacer el telemarketer después que, al no solucionarnos nada y en un completo ataque de furia, nos acordemos de todo su árbol genealógico tanto en línea descendente como en línea ascendente, encariñándonos por igual con su hermana, su madre, como así también con tantos otro parientes para no ponerlos en distintos grados de prelación: si hay algo que a uno no le gusta es andar discriminando. Insultaremos a todos por igual.
¿Qué es lo que particularmente saca a cualquier usuario de las casillas? La parsimonia con que el asistente de turno nos lee lo que le dieron como respuesta sugerida a nuestro problema. Si!, ya se, lo que dicen no tiene nada que con la necesidad del usuario. Ahhhhhhh, eso es otra cosa.
Porque no duden que el asistente leerá una, diez, cien veces -si es necesario- la respuesta sugerida, y si el caso que le estamos planteando no se encuentra adyacente en su manual de instrucciones, el asistente en cuestión quedará tan o más tildado que la señorita de Mac. Donald`s que no entiende que mi hijo quiere la hamburguesa SIN pepino. ¿Qué parte de SIN no se entiende?
“Dejá! Se lo saco con la mano!”, termina exclamando uno después de diez minutos de hacerle entender que yo ya entendí que el Mac. Inferno viene CON pepino. Pero el nene quiere un Mac. Inferno SIN pepino!.
Y hay miles de variantes como llamar al servicio técnico de la banda ancha para que después de haber esperado unos cuarenta minutos el susodicho diga “Probó apagando y prendiendo todo???” “Probé hasta hacer saltar la térmica de mi caaaaaasa, te parece suficiente?... Y sigo sin banda ancha, se entiende?”
Un super-clásico: esperar más de veinte minutos en línea para que la insoportable monotonía de “Para Elisa”, se vea interrumpida por una grabación que nos comunica que "El horario de atención de las líneas habilitadas es el siguiente: días hábiles, de 10 a 18. Sábados de 10 a 14 horas". Miro el reloj y si, son las 18.00 pero desde las 17.30 que me tenés acá esperando!!!
De todas maneras, quienquiera que seas que estas detrás de la línea telefónica, dejo claramente expresado que te admiro, te idolatro.
Primero por tu capacidad pulmonar que te permite decir sin repetir y sin soplar: “Bueno Dias, bienvenido a Telefonica de Argentina, mi nombre es Ramiro Garcia del Carril y pertenezco a la oficina de servicios al cliente, quisiera saber en que lo puedo ayudar?” una y mil veces por día, sabiendo que si hubieses dicho “Hola!” significaría prácticamente lo mismo.
Y como segundo punto te envidio por haber podido asistir a ese curso de vaya a saber qué materia en donde te generaron un nivel de tolerancia supremo.
Pase lo que pase permanecerás en el más fuerte de los mutismos, nada hará cambiar tu actitud, y cuando digo NADA es NADA. Temple de acero!.
Puedo estar hecho el demonio de Tasmania, o pedirte gentilemente una y mil veces que tomes nota de la fecha en que pagué la cuenta de teléfono, código de la tarjeta de crédito, código electrónico de pago de dieciséis dígitos, número de aprobación de la operación, y con una infinita paz interior me repetirás una vez más en tu pacífico castellano neutro “Lo entiendo, pero acá el pago no me figura así que ….”
Querido telemarketer de turno: tu quietud te la envidiaría hasta la mismísima Indra Devi, debés estar atendiéndome en posición de loto o haciendo la grulla que elevaba al Karate Kid a un estado mental superior.
Podrías ponerte a escribir infinitos libros de autoayuda tipo “El Secreto” para ser imbatible ante cualquier adversidad de la vida, con ese don que se te ha generado espontáneamente y podés escuchar las llamaradas que salen del otro lado del teléfono si que nada te turbe. N-A-D-A. Qué envidia!.
Ahora en la quietud de tu hogar, te deseo la peor de las maldiciones milenarias: que se te corte internet, que te llegue un reclamo improcedente, que no te manden hace dos meses el nuevo plástico de la tarjeta de crédito y no puedas ir a comprarte ni un yogurth al chino de la vuelta de tu casa, que quieras preguntar porqué se te desmagnetizó la Banelco y qué tenés que hacer en ese caso.. y entonces ahí tengas que comunicarte con alguno de tus tantos tus colegas entrenados en joderte la vida sin lograr solucionarte nada.
Que Dios ilumine tu paciencia infinita, no dudo que en ese caso, ni el curso más experimentado logrará mantenerte en tu eje! La venganza… será terrible.
3 comentarios:
Marcelo: Muy bueno tu humor irónico. Con respecto al temple, primero deben respetar las normas ISO de atención al cliente... sino a la p#$a calle; segundo, suelen tener apoyo psicológico y supervisores tiránicos.
Te propongo un post conjunto: El baile de los Controladores Fiscales (tenemos 2 de los puntos de vista: contable e informático).
Exitos y sigamos revoleando cosas.
Sencillamente maravilloso.
Leerte es mejor y más efectivo que ir a terapia.
Estos sistemas sacan lo peor de mi!!!!
me ha pasado de querer quejarme con atención al cliente por unos sillones que compré y al año estaban con el tapizado rajado...al año!!!!con uso de gente grande, no chicos ni animales. Y no logré hablar con NADIE. NADIE es jefe, NADIE se hace cargo, NADIE nada.
Y hace poco, por la banda ancha y telefono del telecentro... ahi totalmente sacada hasta los amenacé con meterles una bomba (si, a ese nivel llegué), se habrán reido toda la tarde de mi.
un beso
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