Lunes otra vez... diría la canción. Y qué Lunes! ¿Cómo se inicia mi semana? En el centro de Gestión y Participación de Coronel Diaz y Berutti haciendo trámites.
Bueno, en realidad, la semana se inicia levantando a los chicos, cambiándolos en ese semisueño que tienen a la mañana donde ponen las dos piernas en el mismo "agujero" del pantalón -entre otras acrobacias varias- y luego partimos con sus mochilas, viandas y otros enseres como tres descendientes de alguna perdida tribu nómade (creo que cada vez que la vecina nos cruza en el pasillo, piensa que en vez de ir al colegio, nos estamos mudando).
Como plus, ayer llovió. Así que está todo bastante pringoso, avenida resbalosa, todo el mundo sacó el auto para no mojarse tomando el colectivo, lo que hace que llegar a todos lados sea un delicioso martirio. Pero... allá vamos!
El tema no es que tuve que ir al Centro de Gestión y Participación sino CON QUIEN tuve que ir.
Ya la conocerán algunos que leyeron otro posteo anterior, es la inefable Sra. M., quien podría ser protagonista de más de mis historias si no fuera porque escribir siempre del mismo tema me aburre. Pero su conocimiento milenario -creo que viene de varias generaciones ese estigma de "Yo me las sé todas"- y su estilo tan borderline, mezcla de Catita y Doña Rosa, la hace literariamente irresistible y deliciosa.
Haciéndome enrojecer de la verguenza, ante la primera y minúscula piedra que puso en nuestro camino la honorable empleada municipal, ella le espetó a muy viva voz "Cualquier problemita, mirá que yo soy pariente de Pichi!" (sic)
Como si una boa constrictor la estuviese acogotando, la empleada se quedó absolutamente sin aliento. ¿Buscaría en su disco rígido a CUAL Pichi se refería -debe haber más de una docena con ese apodo en una repartición municipal-? ¿Trataría de adivinar el grado de parentesco entre la Sra. M. y el honorable Pichi?.
Pasado este simbronazo, revisó toda la documentación, pero... faltaba la fotocopia fatal. Nos faltaba sólo UNA, U-N-A fotocopia.
Segundo embate: cualquier persona en su sano juicio se hubiese retirado a la librería más cercana. Pero la Sra. M. le dijo con carácter prácticamente de encuesta IBOPE "Ya me di tres vuelta' manzanas y por acá no hay lugar de fotocopiadoras, no tenés acá para sacarme una?"
La empleada a esta altura, piensa que es presa de una cámara oculta o algo por el estilo.
Si hay un rasgo que envidiarle a la Sra. M. es su tenacidad en el logro de su objetivo por lo cual, cuando la empleada va a balbucear la primer palabra, rápidamente le gana de mano y dice "Esa no es una fotocopiadora? Me sacás una!?"
La empleada saca la fotocopia mascullando vaya uno a saber qué frases y nos da por finalizado el trámite. En ese instante, intenta explicar algo sobre cómo hacer el primer pago y una clave y ...
Sra. M. interrumpe, la detiene con el cuerpo, alzando la palma de la mano paralela al cuerpo, como formando una pared de resistencia energética. Brama: "Momento, porque yo nnnno entiendo nnnnada -remarcando mucho las "n", creo que ahi radica el poder de sus dichos-".
Y acota "para eso vine con mi contadorrrrrrrrr -y en este caso la remarcación es sobre la "r" con un dejo de autoridad-"
Y si, ahi parado como un poste desde hacia más de veinte minutos, estaba yo, confundido entre los muebles del lugar. Incólume por el torbellino de papeles y frases y diatribas plagadas de explicaciones innecesarias que le daba la Sra. M. a la empleada. Le contó que compró su local "al pozo" desde hace no se cuántos años, que es pariente de Pichi, el anecdotario del rubro al que se va a dedicar... y muchísimos etcéteras.
Y ahi, sin decir mucho mas que "Gracias!" tome los papeles y la dispensé a la pobre y abnegada empleada de seguirme explicando nada. Que se quede tranquila, que respire tres veces y que vaya nomás al dentista, que nos dijo que la estaba esperando.... Hoy ya se ganó su pedacito de cielo.
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